Mi amor se funde entre el hierro y la ceniza.
No se coagula en mi sangre,
Deteniendo mis células,
Si no mas bien abre mis pétalos,
Cual rosa silvestre,
A la merced del rocío.
Y se siente,
Penetra en mi ser como un rayo de luz perpetua.
Agudizando mis sentidos,
Ahora intoxicados,
Por las vertientes de la pasión.
Ejerce su fuerza inaudita ,
Abrazando y rasgando,
Con las garras felinas del que todo lo puede,
Por merito propio,
Y no por ilusión.
Se centra en cascabeles de sonido eterno,
En esferas sutiles de cristal,
Donde las llamaradas translucidas,
Avivan los rostros de mi alma.