Y desaparece el funesto destino,
Como rayo acalorado de silencios.
Un mar..un océano de lágrimas que acarician el ventanal de mi alma.
Refugio de pasiones olvidadas.
Tendencias de sílabas suicidas por medio de un intento,
A esbozar algo parecido a la poesía.
Vierte su armonía intrínseca,
Donde las pálidas caras se reflejan en los espejos,
Y mienten.
Mas allá del cielo de la memoria,
Se acurruca en desvelos sonámbulos,
Donde los epitafios concurren,
En versículos desordenados.
No hay armonía para los muertos.
Se han enterrado en hondas cavidades,
Los recuerdos de una melancólica lejanía,
Un atardecer que vitupera romances perdidos,
Amantes siniestros,
Oscuridad.
Y la noche cabalga por los desiertos blancos,
Donde la mujer de vacía mirada,
Se dispone a enterrar su salida de este mundo.
Descalza y sin temores,
Atestigua que no a dejado de morar en la calida arena,
Que su voz se dispersa entre los vientos del sur,
Y que vuela mas allá del tiempo indefinido por el hombre.